2007/03/08

Dragones y nieve

Los lectores que nos conozcan bien a Cristian y a mi sabrán que ambos tenemos tendencia al recogimiento. Podemos pasarnos una larga temporada sin salir al exterior. Somos una versión postmoderna de un ermitaño medieval, pero a diferencia de éste, nosotros no dormimos en una alcoba de piedra sino en un apartamento de lujo en el octavo piso de un edificio en el barrio residencial más pijo de Pekín.

El sábado pasado amaneció lluvioso. Por la ventana veíamos pasar a los guardias de seguridad, vestidos con sus uniformes azul marino y sus gorritos de lana al estilo militar chino, con el paraguas en la mano, protegiendo de la lluvia a los residentes que salían de sus casas, llave del coche en mano, para ir a pasar el fin de semana en alguna parte, fuera de la capital. Ente los nuevos ricos está de moda pasar el sábado o el domingo fuera de Pekín. Hay campos de golf y pistas de ski a menos de 2 horas en coche.

De repente, un ruido de tambores y trompetas nos hizo levantar la vista de la taza de café del desayuno. Miramos por la ventana y vimos entrar por la puerta principal de la urbanización a una pequeña rúa de gente que, disfrazada de dragones y animales extraños, bailaban al son de una banda de músicos. Se pusieron a hacer acrobacias en medio del patio interior, bajo la lluvia, ante la mirada de los niños, algunos todavía con legañas en los ojos y las zapatillas puestas. La mayoría de los niños de nuestra urbanización están regordetes, llevan el pelo pincho y visten con ropa de deporte americana. Los que me encuentro en el ascensor suelen estar comiendo algún tipo de galletitas y cuando salen, me dicen “bye bye”. Justo al lado de casa está la Beijing International School, una escuela de lujo para los hijos de los millonarios de este país. La educación se ha convertido en una de las prioridades de las familias chinas, que quieren que sus hijos tengan buenos trabajos en el futuro. El corresponsal del ABC en Pekín nos comentó ayer que estas escuelas son carísimas.


El gobierno comunista no pone pegas a que los chinos atiendan a las mejores universidades americanas o europeas. Lo difícil es conseguir el visado por parte de las embajadas occidentales, que temen que los chinos se acaben quedando a trabajar en sus países, cuenta el corresponsal del ABC.

Mientas veíamos cómo los dragones hacían piruetas bajo la lluvia, levantando las piernas delanteras y moviendo la cola del disfraz – muy bien hecho, por cierto – sonó el timbre de la puerta. Era los de la Administración. “Happy Birthday Landgent International Agents”, nos dicen, y nos entregan un enorme ramo de flores. Hoy la urbanización celebra su primer año de existencia. Las flores y los dragones son la manera de celebrar el éxito de la especulación inmobiliaria con los residentes.

Cristian salió por la mañana para asistir a la inauguración de las Conferencias Consultivas. La lluvia, la niebla y el Partido comunista de este país me deprimen. Pero como todo el mundo está pendiente de lo que dicen chinos, nos ha tocado trabajar. Cristian ha vuelto después de comer, totalmente empapado y quejándose del frío, y ya no hemos vuelto a salir a la calle. A las 11 de la noche todavía estábamos los dos sentados en la silla frente al ordenador. Entonces Cristian ha gritado: “¡ Nieve! Pero si hay nieve!!”

El patio de la urbanización estaba blanco. Llevaba toda la tarde nevando y no nos hemos enterado. El invierno en Pekín ha llegado a principios de marzo. Nos consuela escuchar en las sesiones anuales de la Asamblea del Pueblo que una de las prioridades del gobierno chino para el año 2007 será reducir los niveles de contaminación y controlar el impacto ecológico de la China sobre el planeta.

A.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Vuestra primera nevada en Pekín? Así os acordareis un poco de Berlín. Besos y no os deprimais que estás donde está la noticia. bj