2007/04/15

Noche en Beijing

Noche de juerga en la zona universitaria de Haidian, en Beijing. Tranquilo, es lo mismo que en tu país.

9 de la noche en el metro, sube en tu vagón un leproso pidiendo almoina. Ya no tiene orejas, ni pómulos ni cejas. Con una mano hace sonar la lata y las monedas, con la otra aguanta el micrófono con el que canta canciones tradicionales. Gran destreza porque en ningún dedo le quedan ya enteras las primeras falanges. La gente se aparta de él como si la muerte hubiera hecho acto de presencia. A los chinos les suplica una ayuda mirándoles a la cara. A nosotros no nos dice nada.

A las 11:00 p.m, tras la cena, los camareros te dan cera para que les dejes cerrar el local. Entre tus cervezas y risas ellos van preparando sus camas en el comedor: en vez de colchón alinean las sillas y sobre ellas extienden sábanas y cuatro trapos para amortiguar la dureza de la madera. En el piso de abajo duermen ellas, en el de arriba, ellos.

A media noche, visita al club Propaganda. Sabes que has llegado porque en la puerta pululan media docena de indigentes. No son insistentes, se conforman con los restos de los pinchos de carne que compras a los vendedores ambulantes.

En el club sólo ponen pop y hip hop occidental. La mayoría son chinas a la caza de "un buen hombre", suelen decir. Huelen el dinero. En una mesa, un gordito chino de cincuenta años quiere reventar de whisky. Juega a los dados con una niña que bien podría ser su hija. Algunas chicas caen dormidas sobre las mesas de la cogorza que llevan. En la barra hay grandes pantallas de televisión. La película que proyectan esa noche es der Untergang, El Hundimiento.

A las 2:00 ya estamos en casa. Es lo mismo que en tu país, ¿no crees?

C.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ei, reiet. Fa dos dies que sou all*a i ja em fas guies per a noctàmbuls? quina eficiència, catalans.
gc