Un país, dos sociedades y sus héroes
Nosotros, occidentales, con frecuencia metemos en el mismo saco a todo chino que se nos cruce en el camino. Pero Chinas las hay de muchos colores, incluso en el seno del Partido Comunista hay conflictos ideológicos entre los sectores políticamente más dogmáticos y los más liberales. El periodista alemán Frank Sieren explicaba recientemente que la ola "protibetana porque sí" da alas a los partidarios de la línea dura de la dictadura, que ondean heridos en el orgullo la bandera nacional y avisan del ataque extranjero contra los intereses de China.
Frente a tanta patraña propagandista, a mi parecer la sociedad reacciona de tres maneras:
Los que pasan de estas campañas de furor nacional porque ya tienen suficientes problemas.
Los que caen de cuatro patas en la campaña de victimismo nacional. No sé si son muchos pero se dejan ver, como por desgracia pude presenciar ayer en Hong Kong. Triste día ayer para alguien como yo, que considera el nacionalismo una prueba de nuestro primitivismo.
Y los que, pese a estar en amplia minoría y arriesgarse a ir a prisión, asumen que China necesita un discurso crítico. Porque sólo así la sociedad progresa: analizando, criticando y corrigiendo. Y China padece una dramática falta de espíritu crítico por culpa de un malintencionado sistema educativo.
Esta semana se ha hecho público que un grupo de más de 300 intelectuales chinos ha escrito un documento pidiendo un cambio radical en la política del Partido Comunista respecto al Tíbet. Os copio aquí los primeros 3 puntos y si os quedáis con ganas de leer más, seguid aquí.
"1. At present the one-sided propaganda of the official Chinese media is having the effect of stirring up inter-ethnic animosity and aggravating an already tense situation. This is extremely detrimental to the long-term goal of safeguarding national unity. We call for such propaganda to be stopped.
2. We support the Dalai Lama's appeal for peace, and hope that the ethnic conflict can be dealt with according to the principles of goodwill, peace, and nonviolence. We condemn any violent act against innocent people, strongly urge the Chinese government to stop the violent suppression, and appeal to the Tibetan people likewise not to engage in violent activities.
3. The Chinese government claims that "there is sufficient evidence to prove this incident was organized, premeditated, and meticulously orchestrated by the Dalai clique." We hope that the government will show proof of this. In order to change the inter-national community's negative view and distrustful attitude, we also sug-gest that the government invite the United Nations' Commission on Human Rights to carry out an independent investigation of the evidence, the course of the incident, the number of casualties, etc."
(Son héroes)
C.
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