"somos lo más bajo de este país"
No hay un sólo vecino de mi barrio, Shuangjing, que no haya visto alguna vez a Zhao Ying y a su marido, Zheng. Son una pareja de inmigrantes de Henan, que se dedican a la recogida de basura reciclable: papel, latas, botellas de plástico, etc... Aparecen cada día de la semana, a primera hora de la mañana, y no se van hasta última hora de la noche, si hay suerte, con el camión lleno. Aparcan siempre en el mismo lugar, en una esquina de mi calle, junto a un parterre donde los obreros se sientan a almorzar al mediodía.
Zhao Ying, recoje la basura reciclable en mi barrio.
Les veo desde mi ventana. Zhao con su gorro de paja, atendiendo a los vecinos que les traen bolsas llenas de basura. Y Zheng dentro del camión, de cuclillas, ordenando la mercancía. DIcen que como son tan limpios y eficientes no tendrán problemas durante los JJOO.
Su marido, Zheng, encargándose de que todo esté limpio y ordenado. Se juegan el trabajo con ello. Sus ingresos dependen de la reventa de basura recogida en los centros de reciclaje de las afueras de Pekín. Muchos han sido cerrados en ocasión de los JJOO. El gobierno no les paga un duro. Sólo les da el permiso para trabajar. Son imigrantes de Henan. Consiguieron el trabajo hace cuatro años, a través de un guanxi, un amigo.
Las autoridades de Pekín han obligado a miles de basureros inmigrantes como ellos a abandonar la ciudad durante los JJOO, alegando que suponen un peligro para la seguridad y la salud de los visitantes. Supuestamente, muchos de ellos tienen enfermedades, antecedentes criminales y ensucian las calles .. Eso es lo que dice el gobierno. Por eso, también han cerrado los grandes centros de reciclaje de los alrededores de Pekín, donde los basureros van a revender la mercancía. Ganan muy poco. A mi, y a todos los laowai del barrio (Extranjeros), nos tima. Nunca consigo que me dé más de 2.5 yuanes (0.25 euros), por más latas o kilos de papel usado que le traiga. Ella lo pesa en una báscula atrotinada, dice: "mmmm.." y aguantándose la risa , me saca los billetes sucios y arrugados de su riñonera. Es simpática Zhao. Pero han de currar mucho para ganarse la vida así. Me dice que por un kilo de papel ella paga 1.3 yuanes. Lo revende luego por 1.4 o 1.5 yuanes. Los precios están bajando, porque hay más basura y pocos centros de reciclaje abiertos. Todo lo gana esta pareja lo envian al pueblo natal, donde vive su hijo de 16 años, con los abuelos. Quieren que vaya a la universidad y encuentre un trabajo mejor que el suyo. "Nosotros somos lo más bajo de esta sociedad", dice Zhao. "Los ricos nos miran con desprecio porque vivimos de su basura", añade. Pero Zhao mantiene su sonrisa. Habla por los codos, tiene una energía y un buen humor envidiable. Su marido, por eso, la hace callar todo el rato. "No digas nada a los periodistas extranjeros", dice Zheng. "Ya sabes lo que hicieron con lo de Tíbet". La propaganda del gobierno chino es eficitiva: han conseguido hacer creer a la gente ordinaria de qu elos periodistas extranjeros somos el demonio y sólo queremos cargarnos la imagen de China y de los JJOO. Es una lástima que nos toque este papel de malos. Pero, si los periodistas chinos están censurados, quién tiene que denunciar entonces las injusticias que se cometen en este país?
Andrea
1 comentario:
Privilegiada, al menos tenéis algún sitio donde poder reciclar y encima os lo pagan!! En Buenos Aires se deja la basura en la acera de enfrente de la puerta de tu casa a la espera de que llegue el cartonero a revolverla y dejarla toda esparcida por el suelo. La mierda se apilona a toneladas en cada esquina. Yo también quiero reciclar!!
Besos
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